Kléber Molina, médico en esta concepción de la medicina, nos entrega un nuevo libro. He leído la obra con interés y fascinación por su buen manejo del idioma, por su clara intención didáctica, por el oportuno recurso de la anécdota como herramienta para reforzar propuestas, por la sutil secuencia narrativa de paisajes, hechos y personajes de nuestra cotidianidad rural, urbana y ultra urbana, planteados para servir de algo más que satisfacer el gusto de leer que caracteriza a quienes ven en el libro una oportunidad de ampliar horizontes o, simplemente, de recreación ilustrativa. Su obra propone la lectura como una actitud y estilo de vida, como una luz en el sendero de la existencia, como cuando nos recuerda, en la sentencia de su madre campesina: “el que sabe leer puede llegar al cielo”.